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Ómicron agrieta la estrategia de Covid cero en China

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Este domingo el país disminuyó la cifra más alta de contagios desde el primer brote en Wuhan y se confinó la ciudad de Shenzhen que tiene 17 millones de habitantes.

China vive el mayor brote de Covid desde el inicio de la pandemia: 20 millones de confinados

Zhao Li está celebrando su 30 cumpleaños encerrado en una habitación de hotel. Este abogado pekinés dice que los empleados del hotel han tenido el detalle de dejarle en la puerta de su habitación una tarta de fresa para que al menos pueda soplar las velas.

Hace un par de días, en el bloque de oficinas del distrito de Chaoyang donde trabaja, dentro del segundo anillo de Pekín, un empleado dio positivo en Covid. Zhao explica que, sin previo aviso, llegó un ejército de funcionarios vestidos con trajes EPI y mandaron a las 3.000 personas que trabajan allí directamente a la cuarentena.

"Fue todo muy rápido. Nos metieron en autobuses y directos al hotel. Ni siquiera nos dejaron pasar por casa para coger ropa limpia. En la habitación tenemos que estar siete días y luego otra semana más confinados en casa", cuenta Zhao.

En la Universidad de Ciencia y Tecnología Agrícola de Jilin, al norte de China, un grupo de estudiantes que dieron positivo fueron aislados el jueves en la biblioteca. Otro grupo fue encerrado en uno de los auditorios. Pasaron la noche durmiendo en colchonetas hasta que un autobús los recogió a la mañana siguiente para llevarlos a un centro de cuarentena.

En Weibo, el hermano chino de Twitter, muchos de estos estudiantes se desahogaron protestando por las medidas improvisadas que tomaron las autoridades del campus después de comprobar que el brote se estaba extendiendo por la universidad. Algunos denunciaban que los habían encerrado en sus habitaciones y sellado las puertas, sin dejarlos ir al baño.

"Nos han dejado solos. Muchos estudiantes están llorando y llamando a sus familias para que los ayuden", rezaba uno de los comentarios en Weibo. El hashtag relacionado obtuvo más de 1.880 millones de visitas en la plataforma.

Jilin está parcialmente cerrada con cientos de barrios bloqueados. La capital de la provincia, Changchun, donde viven nueve millones de personas, decretó el viernes un confinamiento estricto. La directriz marca que un miembro de cada familia podrá salir a la calle cada dos días para comprar alimentos y otros artículos esenciales. Con la excepción de los supermercados, farmacias y centros médicos, el resto de establecimientos quedarán cerrados hasta nuevo aviso.

China está luchando contra su mayor brote de Covid-19 desde los primeros días de la pandemia. El domingo, el gigante asiático reportó 3.939 contagios en 24 horas, el doble que el día anterior, la cifra más alta en dos años en el gigante asiático. Este fin de semana, por primera vez, las autoridades sanitarias aprobaron el uso de test de antígenos de fabricados por empresas locales para que se utilicen en autodiagnósticos.

No se veían estas cifras desde el primer brote de Wuhan a principios de 2020. Además, los contagios provocados por la variante ómicron están muy extendidos por más de 20 provincias. Del 10 de febrero al 13 de marzo, el número de casos internos confirmados aumentó de siete diarios a más de 3.000. Los puntos críticos más grandes son Jilin y la provincia nororiental de Shandong, donde han cerrado todas las escuelas de su ciudad más grande, Qingdao.

El Gobierno chino también ordenó el domingo el confinamiento de Shenzhen, la capital tecnológica de China, que tiene 17 millones de habitantes. Todos los residentes tendrán que pasar tres rondas de pruebas PCR. El distrito de Futian (300.000 personas) ya había sido puesto bajo llave y ante el aumento de los casos de Covid en los últimos días el Gobierno municipal ha tomado esta medida.

Los contagios también están aumentando en Shanghai, donde se han habilitado 8.000 habitaciones de hotel para las cuarentenas. Según cuentan los residentes del centro económico, los bloqueos en algunos barrios han sido tan rápidos que han atrapado a muchos trabajadores en sus oficinas, de las que no pueden salir hasta que no tengan el resultado negativo de una prueba PCR.

La ruta lleva siendo la misma desde el comienzo de la pandemia en Wuhan: rápidos cierres y confinamientos para frenar los contagios, pruebas masivas y castigos a funcionarios locales por no haber visto venir el brote antes de que se propagara. Las purgas políticas comenzaron con el despido del alcalde de Jilin y del jefe de la comisión de salud de Changchun. Según informan los medios locales, al menos 26 funcionarios gubernamentales han engrosado la lista negra del Partido Comunista Chino (PCCh).

"El castigo razonable de los funcionarios negligentes es importante para advertir a las ciudades que no bajen la guardia, ya que cualquier pequeño descuido o laguna podría arruinar los logros anteriores en la prevención de epidemias. Hacer que los funcionarios en desuso rindan cuentas contribuye a mejorar las medidas de prevención y control de epidemias", reza una nota de la agencia Xinhua.

China la única gran economía que mantiene la política de Covid cero. Desde Pekín renombraron a principios de año el nombre de su estrategia como "Covid cero dinámico", aunque de dinámico tiene poco porque el país más poblado del mundo lleva dos años con sus fronteras cerradas y aplicando algunas medidas mucho más estrictas -ampliando las semanas de cuarentena, suspendiendo más vuelos internacionales y bloqueando ciudades por un puñado de positivos- que durante los primeros meses de la pandemia .

"Mientras China no tenga nuevas medidas para evitar que las cepas importadas del coronavirus desencadenen una transmisión a gran escala, y sin una forma efectiva de contener la epidemia, el país no ajustará su política dinámica de tolerancia cero por ahora. Basándose solo en las vacunas, no se puede contener el Covid-19 ", contaba en una entrevista con el diario chino Global Times Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) .

El viernes por la mañana, al cierre de la Asamblea Nacional Popular, el cónclave anual del Parlamento chino, el primer ministro chino, Li Keqiang, eludió en rueda de prensa responder a la pregunta sobre cuánto tiempo mantendrá China su política de Covid cero, que parece estar ahora fallando a medida que ómicron agrieta las duras medidas de una de las naciones más aisladas del mundo actualmente.

En un país donde el 87% de la población tiene la pauta completa de la vacuna, y alrededor del 40% ha recibido la tercera dosis de refuerzo, el recuento oficial dice que el total de contagios no llega a los 115.000 contagios. En China, donde viven más de 1.400 millones de personas, han muerto 4.636 por Covid. Esa cifra, pese al nuevo brote cada día más extendido, no sube desde el 26 de enero de 2021.

Algunos académicos dicen que lo más probable es que el coronavirus se haya colado en China continental a una velocidad no vista hasta ahora por fallos en los controles de salida de Hong Kong, epicentro de ómicron actualmente. La excolonia británica, antes de febrero, solo había reportado 12.000 casos en total. Ahora, la cifra supera los 610.000 y casi 4.000 muertes, cuando hace dos meses no habían fallecido por Covid más de 300 personas en una ciudad con siete millones y medio de habitantes.

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